
Una cinta de VHS, una IA y ocho segundos de audio. Eso es todo lo que necesitó una mujer para recuperar su voz perdida
En algún momento de los 90 a una joven Sarah Ezekiel la grabaron con una cámara de vídeo y guardaron esa grabación en una cinta VHS. En aquella pequeña aparición Sarah solo hablaba ocho segundos, pero casi tres décadas después esos ocho segundos han acabado siendo un regalo increíble.
Uno que le ha devuelto la voz.
Sara Ezekiel perdió su voz en el año 2000, antes de que los smartphones se convirtieran en algo masivo y nos permitieran, entre otras muchas cosas, capturar vídeo con facilidad.
Una enfermedad de la motoneurona provocó que perdiera tanto esa capacidad como la movilidad en sus manos justo cuando iba a tener su segundo hijo, un niño al que llamó Eric. Como indicaba en una entrevista en BBC, «creí que estaría bien, pero después de que naciera Eric, me deterioré rápidamente». En pocos meses perdió el control de sus manos, y poco después fue incapaz de cualquier tipo de conversación inteligible.
Su matrimonio acabó poco después, y Sarah, al cuidado de sus dos niños, se encontró en una situación terrible. Eric, ahora de 25 años de edad, solo recuerda a su madre estando paralizada. Aviva, su hija mayor, de 28 años, recuerda cuando se dio cuenta de que su madre era distinta. «Tengo ese recuerdo de pedirle que preparara unas fresas y ver que no era capaz de cortarlas. Tuvo que pedírselo a alguien».
Cinco años después de la diagnosis, Sarah encontró un respiro gracias a la tecnología de seguimiento ocular. Podía construir palabras y frases con el movimiento de los ojos, para que luego un sintetizador de voz ofreciera una voz sintética similar a la que por ejemplo usaba Stephen Hawking.
Aquello fue el principio de una nueva vida a la que se adaptó con alegría. Se convirtió en voluntaria de la asociación para afectados por su enfermedad, y volvió a pintar gracias a esa misma tecnología. Y unos años después comenzó a gestarse un pequeño milatro.
La IA y el «milagro» de la clonación de la voz
Una empresa llamada Smartbox había anunciado que iba a proporcionar voces clonadas gratuitas para un millón de personas en riesgo de perder su voz o a los que ya la habían perdido por enfermedades como el cáncer o la de la motoneurona.
Le pidieron a Sarah una grabación de voz para poder reconstruirla, pero lo único que tenía Sarah era una vieja cinta VHS en la que habían grabado a su hija Aviva y en la que ella hablaba apenas ocho segundos.
Aquella grabación era un desastre. La calidad de imagen era mala, pero es que además el sonido estaba distorsionado, con la gente mezclandose al hablar y una tele sonando de fondo a todo volumen. Simon Poole, uno de los responsables de Smartbox, pensó que no iba a ser posible.
Sin embargo Poole logró aislar la voz de Sarah gracias a la aplicación Voice Isolator de ElevenLabs, empresa especializada en este tipo de soluciones. El problema es que el resultado carecía de entonación y personalidad, y además tenía un extraño acento americano. Para tratar de resolverlo utilizó otra aplicación entrenada con miles de voces para llenar huecos de este tipo de grabaciones y que podía ayudar a recuperar una voz como la de Sarah.
Tras lograr un resultado que él creyó adecuado, le envió varias frases a Sarah con su voz clonada. La llamó y oyó cómo Sarah, al oír esas frases, casi rompió a llorar. Uno de los viejos amigos de Sarah, que la conoció antes de perder la voz, se mostró «impresionado por lo realista que sonaba».
Su hija Aviva dijo estar también impresionada aunque admitió que tenía que acostumbrarse a ella. «Oírla ahora a diario me sigue sorprendiendo». Para Eric «ha marcado una diferencia increíble», porque esa voz puede además incluir una entonación que muestre que su madre está alegre o enfadada.
Sarah echa de menos su voz auténtica, pero como decía ella, «estoy contenta de estar de vuelta. Es mejor que ser un robot«.
Imagen | Gabriel Petry | Ursula Castillo
En Xataka | La IA ya era capaz de clonar voces y caras. Ahora también clona nuestra forma de escribir
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Una cinta de VHS, una IA y ocho segundos de audio. Eso es todo lo que necesitó una mujer para recuperar su voz perdida
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por
Javier Pastor
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